La aventura a la cultura del té japonés
No es un secreto que el té sea parte importante de las tradiciones en la cultura japonesa y en Kanagawa no es la excepción. Al estar cerca a los campos de té de Shizuoka, la prefectura ha obtenido un papel mayor en la historia de la distribución del té y es hogar de varios lugares emblemáticos de la ceremonia del té.
Conocido como Sadou, “el camino del té” es la preparación y presentación protocolaria del té verde en polvo, llamado matcha. En el siglo XII, al regresar de China, un monje budista introdujo la preparación del té a Japón. La última versión de la ceremonía del té japonés como se conoce actualmente no se estableció sino hasta el periodo Muromachi (1336–1573). El puerto de la prefectura de Kanagawa, Yokohama, jugó un papel importante en la distribución del té a nivel nacional e internacional, junto con el puerto Shimizu, en Shizuoka, aunque Yokohama es el más grande de los dos.
La ceremonia del té y su cultura incorporan una mirada estética al apreciar la belleza imperfecta, impermanente e incompleta, llamada wabi-sabi. Resumido por estas tres realidades, nada perdura, nada está terminado y nada es perfecto, wabi-sabi vincula la estacionalidad con el arte de la ceremonia del té. Conforme las temporadas cambian, así lo hace también la experiencia de la ceremonia del té. Nunca habrá dos ceremonias de té idénticas.
Más cercano al antiguo Edo (Tokio) que los lejanos campos de té de Shizuoka, las cambiantes estaciones de Kanagawa y su fácil acceso son aún el perfecto escenario para experimentar la cultura de la tradición del té. El paisaje rico en historia y la proximidad a una gran ciudad han forjado los cimientos para un lugar hermoso y conveniente donde cualquiera puede disfrutar de la famosa ceremonia del té.
